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Corporativo
25 de mayo | 2015

Inspirador de la película «127 horas» llega a Chile para contar su experiencia como resilente

Pasó cinco días con su brazo aplastado por una roca y decidió amputarlo con una navaja para poder sobrevivir.

Por Administrador General

El próximo 2 de junio, Aron Ralston, montañista y actual conferencista motivacional, llegará al país para participar del congreso Internacional “Resiliencia, superación y felicidad” organizado por la Caja de Compensación Los Andes y en el que contará todo sobre su experiencia como sobreviviente a un accidente de montaña y que inspiró la película 127 horas protagonizada por James Franco.

Ralston, de 37 años, cuenta en su libro “Entre la espada y la pared”, su vida a partir del momento en que decidió dejar su trabajo como ingeniero mecánico en Intel para cumplir un sueño personal: convertirse en instructor de montañismo. Dicha aventura, estuvo a punto de costarle la vida, pues mientras recorría el Parque Nacional Tierra de Cañones en Utah (Estados Unidos) cayó desde un sendero, quedando durante cinco días con su brazo aplastado por una roca, con frío, sin comida ni agua.

Enfrentado a la adversidad, tomó una decisión radical para sobrevivir: amputar su brazo con una navaja. Su historia fue tan impresionante que se adaptó para una película: 127 horas protagonizada por James Franco, donde se muestra cómo Ralston vivió cada momento de esos cinco días en que permaneció atrapado.

“Creo que mientras haya adversidad, necesitamos de ejemplos que la hayan vencido. Eso espero entregar en mis charlas: dar perspectiva, darles valor para vivir lo que estén viviendo. Podemos tomar nuestras rocas, nuestros problemas y transformarlos en bendiciones. Es tu elección ver la roca como una tragedia o como un regalo. Podemos sonreírle a la piedra», comentó a la revista Sábado de El Mercurio.

El libro relata que, cuando pensaba en morir, comenzó a grabar mensajes con su cámara de fotos para sus familiares, amigos y ex novia, pidiendo perdón. Después talló su propio epitafio sobre la roca que lo mantuvo en una odisea. Sin embargo, esa misma noche, tuvo una visión donde veía a un niño jugar con un camión. Imaginó que era su hijo, el que siempre soñó tener. Esa fue la señal que le dio ganas para seguir luchando y no rendirse. Entonces decidió, romper sus huesos presionándolos a la roca y con una navaja cortó sus músculos y piel para liberarse.

Con coraje, miedo y frustración, envolvió su brazo, trepó una pared de 65 metros de altura y caminó 12 kilómetros hasta que una familia holandesa lo auxilió y trasladó a un hospital. Un mes después del accidente, empezó a escribir su primer libro y cinco meses después, con la prótesis instalada en su antebraz,o fue a escalar: “No es lo mismo que escalar con dos manos, pero tengo la posibilidad de hacerlo”, sentenció.

Fuente: El Mercurio

Foto: xenmag y whosthebomb

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