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Corporativo
9 de septiembre | 2008

¡Felicitaciones! Dos grandes talentos de la literatura enorgullecen a Teletón

Por Administrador General

Muy bien representados estuvimos en el Tercer Concurso Metropolitano de Cuento y Poesía 2008, organizado por la Municipalidad de Las Condes.

TeletónEn la categoría Infanto-Juvenil, Catalina Aranda Martínez, obtuvo el Primer Lugar con su historia «Mi Amiga Silla» y Giovannie Espinoza Arancibia, recibió una Mención Honrosa por su creación «La Oruguita Esperanza».

En ceremonia realizada esta mañana en el Auditorio “Padre Hurtado” de la comuna organizadora, ambos pacientes, integrantes del Taller de Periodismo, recibieron sus premios y contaron al público asistente su experiencia en relación a la literatura y capacidad de expresar sus sentimientos y emociones escribiendo.

Revisa sus creaciones:

MI AMIGA SILLA
Catalina Aranda M. (Ganadora)

Había una vez en un pueblo muy lejano, en donde sólo se oían los pájaros cantar, una familia muy unida y feliz. Ahí vivía una niña cuyo nombre era Aurora, pero para todos era Auro. Ella siempre sonreía, jugaba, cantaba y bailaba junto a su inseparable amiga silla de ruedas.
Todas las noches antes de dormir, Auro miraba hacia el cielo y pedía un gran deseo: poder caminar. A su corta vida ya conocía la incapacidad de hacerlo, tenía tan sólo 11 años pero aún así era feliz, aunque dentro de su corazón guardaba la esperanza de que algún día su destino cambiara.
Una noche mientras dormía se le apareció un ángel, era tan brillante que sus ojos no sabían si soñaban o estaban despiertos.
Aún confundida lo miró y le preguntó:
-¿Quién eres?

Él le respondió:

-Soy un ángel y he venido a cumplir tu deseo, aunque con ello deberé llevarme tu silla, ya que no la necesitarás.
La niña le sonrió y sin preguntar nada se durmió con la esperanza de que no había un sueño y que su vida cambiaría.

Al día siguiente, su sorpresa fue mayor al descubrir que sus piernas ya se movían, todos pensaron que era un milagro, pero ella sabía cuál era la verdad.
Ese día lo aprovechó al máximo, corrió, saltó, hizo lo que nunca había podido lograr, estaba tan feliz que ni siquiera pensó en su silla. Pasaron muchos días celebrando su recuperación y aunque hizo todo lo que pudo en el fondo de su corazón, sentía que algo le faltaba.

El ángel volvió una noche y le preguntó:
-¿Eres feliz?

Ella le contestó:
-Sí, cumpliste mi gran sueño, pero me di cuenta que siempre fui feliz y que aunque no caminaba, tenía a alguien que lo hacía por mí y ella nunca me dejó sola, siempre estuvo a mi lado y comprendí que era feliz gracias a ella. Luego de decir esto una lágrima rodó por su carita y el ángel entendió lo que debía hacer.
En la mañana todo fue como antes y en un rincón de su pieza estaba ella, la que nunca la dejó sola, la que siempre la esperaba todas las mañanas para jugar, la que le llevaba a donde ella quisiese pues era su amiga, su compañera.

Auro la miró y sonriendo le dijo:
-¿Sabes?, siempre fui feliz porque tú estabas conmigo, no necesitaba caminar pues tú eras mis piernas, hacía lo mismo de ahora, pero estaba sola y entendí que la amistad contigo aún sin palabras vale mucho porque eres mi esperanza, mi amiga.
Ese día subió con muchas más ganas y nunca más se separaron. La silla parecía ser feliz también porque estuvo con ella por siempre.

FIN

LA ORUGUITA ESPERANZA
Giovannie Espinoza A. (Mención Honrosa)

Había una vez, una oruguita llamada Esperanza. Esta oruguita quería transformarse en una linda mariposa. Ansiaba tanto volar y mostrar sus lindos colores.
Llegó el día en que se debía transformar, ya que las oruguitas pasan por un proceso de metamorfosis, es decir, cambia de oruga a mariposa.
Primero se envolvió en una hoja y empezó a pegarla en su cuerpo. Cuando ya todo quedó envuelto en su cuerpecito, esperó hasta la primavera.
Todos se preguntaban si Esperanza pasaba hambre. Pues no, ella había comido las suficientes hojas para mantenerse hasta la primavera.
Cuando llegó la primavera y debía convertirse en mariposa, pasó algo. En su columnita no salieron alas, sino que tuvo un pequeño huequito en su espaldita, en el cual no le salieron alitas. Su madre que lo amaba tanto, le dijo que no importaba, ya que su cuerpecito brillaba de colores y que si no podía volar, podía utilizar su gran corazón. Pero Esperanza se ponía muy triste al ver que sus amigas volaban y mostraban sus alas de lindos colores.
Esperanza tuvo que cocer su pequeño huequito con hilo de seda de una tía que era polilla.
En su cabecita pensaba y pensaba: “¿qué puedo hacer para pasar esta pena? Esperanza no se daba cuenta de lo importante que era ella, a pesar de quedarse como oruga.
Un día, iba caminado por un verde y frondoso bosque y allí se encontró con una sabia hormiga llamada Estrella.
La hormiga Estrella le preguntó:
-¿Por qué estás tan triste Esperanza?
-“Porque sueño con tener alas”.
Estrella miró al cielo y le dijo que no importaba si no era mariposa, porque ella era una linda oruga verde con patitas y manchitas rojas, y le mostró un pedazo de vidrio para que Estrella se mirara.
Al verse, Estrella no pudo contenerse de la hermosura de su piel y se dijo: “no importa que no pueda volar, tengo una cabecita que puede pensar y un gran corazón para amar”.
Así, Esperanza como dice su nombre, nunca hay que mirarse en menos y tener esperanza para seguir viviendo.

FIN

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